Desarrollo Personal: El inicio del camino

En este post comenzaré a develarte los secretos del proceso de Desarrollo Personal y aprenderás porqué es imprescindible que comiences ya mismo!

10/17/202312 min leer

grayscale photo of woman sitting on window
grayscale photo of woman sitting on window

Hola!

He decidido iniciar una serie de posts sobre desarrollo personal y éste es el primero. ¿Te gusta la idea?

Antes que nada, si aún no has leído mis anteriores posts donde te cuento mi historia de vida, te invito a que lo hagas antes de iniciar esta saga de desarrollo personal. Y te sugiero esto porque en esos tres posts te cuento cómo llegué a mi punto más bajo, a mi ‘noche oscura del alma’, de la que logré salir gracias y a través de un proceso, justamente de desarrollo personal. De esta forma, encontrarás mucho más sentido a lo que comenzaré a compartirte desde ahora.

Ok, dicho eso. Tal vez ya me hayas escuchado mencionar que el AMOR PROPIO y el AUTOCONOCIMIENTO son las CLAVES PARA SALIR DE UNA CRISIS EXISTENCIAL y VOCACIONAL. O como se le suele llamar “Crisis de la Mediana Edad”.

En mi caso, esa crisis se hizo evidente con 32 años durante el embarazo de mi primera hija y aunque entonces intenté buscarle explicaciones ‘racionales’, lo cierto es que la crisis llegó para quedarse -y agudizarse-, hasta tanto me decidiera a prestarle atención.

Durante casi una década estuve sumida en la insatisfacción y angustia, sin ser capaz de darme cuenta de lo que me sucedía exactamente. Las ‘soluciones’ que encontraba eran radicales. Cada vez que llegaba a un punto crítico optaba por salir corriendo de la situación que estaba viviendo. Esto me llevó a dejar mi país, mi profesión, mi empresa y hasta mi matrimonio para vivir en dos países extranjeros en menos de un año. Y en adición a eso, volví a dejar a mi segundo esposo y volver a mudarme 10 meses después. ¡Ah! Y por si fuera poco, con mis dos pequeños hijos a cuestas. ¿Todo un récord, cierto? Jaja (ahora a la distancia me causa cierta gracia)

Bueno, quizá tu caso no sea así de extremo, vaya, ¡ojalá no lo sea! Lo cierto es que no importa que las historias no sean idénticas, lo que importa es que lo que sentimos sí lo es.

Tal vez tu estés atravesando una crisis puramente vocacional, donde te sientes insatisfecha con tu trabajo o tu profesión. Es posible que no encuentres sentido a lo que haces, que no te colme ni te de alegría. Quizá no sientes ningún estímulo para levantarte cada mañana e iniciar tu jornada laboral y en vez de eso desearías plantar renuncia, pero no lo haces porque ese ‘fuk... empleo’ paga tus cuentas.

Puede que el trabajo no te incomode tanto o que quizá te guste, pero en el aspecto sentimental la cosa vaya fatal. No logras entender por qué cada vez que lo intentas, la relación termina por fallar. A lo mejor estas casadas, pero tu matrimonio no te colma, y si tienes hijos ni que hablar... ¡a veces quisieras salir corriendo! (como hice yo)

¿Algo de esto te suena? Créeme que a muchísimas mujeres nos pasa alguno o varios. Muchas veces el desbalance en un aspecto clave de tu vida, como por ejemplo las relaciones, trae aparejado el desbalance de otro u otros aspectos, como el laboral o incluso el espiritual que es cuando te replanteas tus creencias religiosas. Y te pido, no te asustes ni pretendas ocultarlo, créeme que sacarlo a la luz a través de hacerlo consciente es la clave para tu salvación.

¿Quedarte o salir corriendo?

Este punto es trascendental. ¿Por qué?, te preguntarás. Porque cuando nos sentimos amenazadas por una situación, real o ficticia -pero que creemos real-; emerge nuestra parte más primitiva y reaccionamos de alguna de estas tres formas.

  • Huimos, como hice yo, pretendiendo escapar de las situaciones que nos agobiaban.

  • Nos congelamos, que se traduce en la inacción o apatía e implica simplemente ‘aguantar lo que toca’.

  • Atacamos, que bien encausado, se corresponde con la proactividad necesaria y efectiva para salir de la situación de insatisfacción.

¿Pero sabes qué? Aunque actuar con proactividad suene racional y lógico, lo cierto es que cuando nos sentimos atemorizadas e indefensas, lo más habitual es ‘frizarnos’, quedarnos cual presa inmóvil aferrada a la esperanza de engañar a su depredador. Solemos creer o desear, que las cosas cambien por si solas, que ‘vengan tiempos mejores’. ¿Te ha pasado alguna vez?

Ojo, tampoco incito a la estrategia que adopté yo. Salir corriendo dejando todo atrás tampoco es la solución. Como ya te dije antes, de esa forma solo te llevas los problemas contigo al próximo lugar.

Lo más sabio es afrontar las situaciones desafiantes o insatisfactorias con consciencia. Y por consciencia me refiero a primero evaluar las opciones con el mayor desapego e imparcialidad posibles y dos, saber que las soluciones se corresponderán en un 100% con el grado de ‘trabajo interno’ que hayamos hecho en nosotras previamente.

¿Y qué implica ese ‘trabajo interno’? Se trata ni más ni menos que del grado de madurez o inteligencia emocional que hayas alcanzado. Pero cuidado, porque esa madurez no se alcanza por el solo hecho de cumplir años. ¡De hecho, es muy habitual encontrarse con ‘impúberes emocionales’ de 50 años o más!

La buena noticia es que nunca se es demasiado joven, ni demasiado viejo para comenzar. Una vez que te haces consciente de que hay otra forma de vivir y decides obrar en consecuencia, créeme que tienes medio trabajo hecho. Algunos, lamentablemente, dejen esta tierra sin haberse siquiera percatado de ello.

¡Todas somos Inmaduras Emocionales!

Primero que nada, que nadie se sienta ofendida. ¡Inmaduras emocionales somos todas! Nadie viene a este mundo sabiendo todo, ¿cierto? Y lamentablemente lo que sí venimos sabiendo ‘de fábrica’ pronto nos lo borran con la ‘educación’. Pero ese es otro tema, quizá para un futuro post.

Ok, sigamos. Es innegable que durante nuestra vida adquirimos múltiples conocimientos que desarrollan nuestras potencialidades, como expresarnos verbalmente y andar erguidos. También aprendemos convencionalismos sociales, como practicar ritos religiosos o pertenecer a un equipo deportivo. Asimismo, se nos enseñan oficios o profesiones ‘para ganarnos la vida’ o tristemente en la mayoría de los casos, para desperdiciar nuestras vidas haciendo algo que no nos satisface ni aporta valor a nadie.

Es decir que la mayoría de lo que aprendemos durante nuestra infancia, adolescencia y juventud, va dirigido a formarnos como miembros ‘útiles de la sociedad’ y a potenciar nuestra inteligencia, digamos cerebral.

Sin embargo, nada o casi nada de ‘inteligencia emocional’ se nos enseña cuando somos más abiertos y receptivos. Salvo casos excepcionales, que sí los hay, pero los menos, ni en nuestras familias y mucho menos en las instituciones educativas a las que asistimos, se nos impartieron lecciones de autoconocimiento’; ‘resiliencia’; ‘control de las emociones’; ‘empatía' por mencionar algunas ‘materias’ fundamentales.

Tampoco se nos brindó una sola hora de ‘finanzas personales’ -pero ojo, de esas que nos serían realmente útiles para dirigir nuestro porvenir y libertad financieros-. Y ni que hablar de ‘vocación y propósito de vida’, aquí ni rastro más allá de los sosos e inútiles ‘test vocacionales’ que muchas tomamos y que francamente no nos ayudaron a descubrir absolutamente nada de lo que verdaderamente se trata hacer de tu pasión tu profesión. Pero haré un alto aquí porque me estoy yendo por la tangente, y créeme que esto del propósito de vida se merece su propio post, o más bien múltiples posts.

Lo que si diré, en defensa de nuestras familias y otras personas que de buena fe nos educaron, es que ellos lo hicieron lo mejor que supieron. Nadie pueda dar lo que no tiene o no sabe. Ellos mismos fueron educados con las mismas carencias que te mencioné antes, entonces claramente no podemos responsabilizarnos de no habernos trasmitido las herramientas de inteligencia emocional de las que ellos mismos carecían. Es nuestro trabajo adquirirlas una vez que hemos tomado consciencia. Lo bueno es que nunca es tarde para hacerlo, e incluso, si aun te es posible, puedes compartirlas con ellos.

¡Vamos entonces a conocer esas herramientas!

Las herramientas para crecer en consciencia y dejar definitivamente atrás la inmadurez emocional.

  1. HAZTE CONSCIENTE:

    Lo primero es TOMAR CONSCIENCIA. Algunos le llaman ‘DESPERTAR’ y creo que está muy bien la terminología, ya que antes de eso nos encontramos en una especie de ensoñación, donde no nos damos cuenta de que la realidad no tiene que ser como ‘es’, sino que nosotros mismos somos cocreadores a cada instante. Recuerda que lo que ves allí afuera solo es un reflejo de lo que llevas dentro. Es la Ley del espejo de la que te hablaré en otro post.

  1. SAL DEL VICTIMISMO:

    Una vez que comienzas a hacerte consciente de que eres tú quien decide lo que hace con las circunstancias externas, entonces ya no tiene sentido culpar a otros o a la situación en sí misma, sintiéndote víctima de ellos y por consiguiente dejando en sus manos tu propio destino. ¡No! Ahora tú te hacer cargo de lo que te pasa y eso es una fuerte demostración de madurez y de Amor Propio.

  1. HAZ INTROSPECCIÓN:

    El Autoconocimiento es fundamental y para ello el camino es la introspección. ¿Te has detenido alguna vez a reflexionar seriamente sobre las decisiones que has tomado en tu vida? ¿Has identificado algún patrón influyente o determinante que haya estado en juego, como la presión familiar o social? Tal vez ni siquiera se te ha ocurrido pensar en eso. ¡A mí me pasó! Nunca cruzó por mi mente la sospecha de que las decisiones más significativas de mi vida, como la profesión que ejercí, el hecho de haberme casado o incluso el haber sido madre en determinado momento, respondían más a ‘mandatos subconscientes’ que a mi verdadera esencia.

    No fue hasta ese momento que me hice verdaderamente consciente de que no me había sido fiel a mí misma, sino que había vivido una vida inauténtica, haciendo lo que se ‘suponía que debía hacer’ sin detenerme a sentir si era lo que realmente deseaba. ¡Y eso fue por casi 40 años!

    Y aquí te he dado la clave: SENTIR. Cuando realmente permitimos que sea esa vos interior la que nos guie, entonces no nos equivocamos. El problema es que hemos sido entrenadas para hacer lo contrario, es decir, para seguir la razón. Y sabes que, el cerebro se suele equivocar. Si quieres saber si algo es verdaderamente bueno para ti escucha a tu corazón. Detente a sentir –no a pensar-si eso que estas por hacer o decir se ‘siente bien’ o por el contrario se ‘siente mal’.

    Y si te resulta más fácil, entonces concéntrate en tus intestinos, sí en tus intestinos. ¿Sabías que en el tracto gastrointestinal hay entre 200 y 500 millones de neuronas? Entonces no dudes en la inteligencia de tus tripas, si te da dolor de pansa, entonces no sea una buena idea.

    Como ves, el camino de la introspección no suele ser sencillo, porque nos confronta con cosas de nosotras que quizá no nos guste, pero como contrapartida es muy revelador y solo por eso vale completamente la pena transitarlo.

  1. OPTA POR EL CAMBIO:

    La mejor parte de comenzar a conocerte a ti misma, es que tus decisiones se vuelven más asertivas y poco a poco dejas de actuar en forma reactiva. En mi caso yo ya no necesito salir corriendo, dejando todo atrás, para comenzar ‘una nueva vida’. Probado está que eso no funciona. Ahora, observo las circunstancias externas con un ojo más imparcial, buscando soluciones que antes no se me hubiesen ocurrido. Te aseguro que solo esto ha hecho un cambio inmenso en mi vida.

    Ten en cuenta que la decisión de cambiar está en ti y es una decisión que debes tomar a diario, sobre todo al comienzo del camino porque tus viejos hábitos victimistas estarán acechando para ‘consolarte’ ante cada obstáculo o duda. Para que la identifiques, es esa vocecita que te intenta disuadir y conducirte de vuelta a tus viejos hábitos. ¡No la escuches!

    Otra cosa muy muy importante: ¡No quieras cambiar a otros! Recuerda que el cambio debe comenzar en ti. Si lo que vez allí afuera no te gusta, aun cuando eso involucre a otros y especialmente si así es, entonces repito, quien debe cambiar eses tu. Cuando tu cambias, las cosas allí afuera cambian, de pronto las personas ya no te molestan tanto, o sus actitudes no te resultan tan ‘personales’. Con esto me refiero a que dejas de sentir que están haciendo algo ‘contra ti’ porque te vuelves más empática, más comprensiva de sus propias circunstancias, o sencillamente te dejan de importar tanto porque ahora estás enfocada en ti y no en ellos. Y no te sorprendas si una vez inicias tu propio camino de desarrollo personal contagias a otras personas de tu entorno quienes inician el suyo. ¡Qué gran contribución!

  2. BUSCA AYUDA:

    ¿Te doy otra buena noticia? ¡No estás sola! Cada vez son más las personas que están despertando en consciencia y haciéndose responsables de sus propias vidas. ¡Te lo digo porque yo soy una!

    Si te sientes deseosa de emprender el camino de desarrollo personal, o si ya lo has iniciado, pero a veces te sientes un poco perdida, tranquila, también es absolutamente normal. No se trata de un camino lineal. Algunos días puede que te sientas muy animada y super positiva y otros, en cambio, te gane la sensación de no merecimiento o de que no eres capaz de lograr tu propósito.

    ¿Te doy una clave para esos días de bajón? Comparte tu camino con otras personas que también estén transitando su propio proceso de transformación y desarrollo personal. Puedo asegurarte que de esa forma todo te resultará más fácil y gozoso.

    Claro que tal vez te estés preguntando, pero ¿cómo hago yo para encontrar otras personas que también estén transitando este camino? Posiblemente las personas que conoces, incluso tu propia familia, jamás han oído hablar de esto ni se les ocurra que pueden hacerlo. Probablemente tampoco les interese hacerlo si se los propones, puede que incluso te miren como a un ‘bicho raro’.

    De hecho, eso es más que probable, es casi un hecho, porque lamentablemente la mayoría de las personas ni siquiera se permiten vislumbrar la posibilidad de que las cosas pueden ser diferentes. Recuerda que hemos sido condicionadas a tolerar el ‘status quo”, aunque este nos resulte doloroso. Además, y quizá de esto ya escuchaste hablar, nuestro cerebro este diseñado para mantenernos en nuestra ‘zona de confort’ y cualquier cambio que te propongas hacer implica ir contra ese principio.

    Pero bueno, volviendo a lo que iba. Afortunadamente, vivimos en una era digital en la que tenemos al alcance de un clic conocer a personas y unirnos a grupos, aunque se encuentren al otro lado del mundo. Tal vez no se te había ocurrido, pero estas literalmente a segundos de conectar con personas que compartan tus intereses y a las que puedas pedir consejo o simplemente con las que charlar y compartir tus reflexiones. Yo soy una y te aliento, si quieres contactarme estamos a un email de distancia. Te voy a dejar el botón para que si quieres lo hagas al final de este post. ¡Me encantará saber de ti!

  1. MANTENTE FIEL A TI MISMA:

    Por último, quiero decirte TRANQUILA. Confía en que los cambios se irán dando progresivamente hasta que llegará un punto en que se darán casi en automático. ¿A qué me refiero con esto? A que es cierto que al principio tendrás que tomar la decisión e incluso poner ‘fuerza de voluntad’ para permanecer enfocada en tu propósito. Cambiar hábitos fuertemente arraigados nunca se hizo de la noche a la mañana.

    Sin embargo, a medida que te mantienes constante, por ejemplo, leyendo libros de desarrollo personal, en contacto con personas a las que también les interesa el desarrollo personal y sobre todo dejándote guiar por tu corazón, entonces no cabe otra alternativa que el cambio.

    ¿Y cómo sabrás que los cambios se están dando? Porque comenzarás a sentirte cada vez más en paz contigo misma y con las circunstancias a tu alrededor. Ya no quedarás mentalmente ‘enganchada’ por horas o días con un recuerdo que te duele o enfurece y tampoco reaccionarás negativa o exageradamente como un resorte –sí, me refiero a esas reacciones de las que al rato te arrepientes-.

    Incluso puede que las personas con las que tratas te digan que se te mejor y más contenta. Te llevarás mejor con todos, o al menos, ya no te perturbará no llevarte bien con todos (eso me pasa a mi).

    Un mundo nuevo de posibilidades se abrirá ante tus ojos. Te sentirás más conectada con tu verdadera esencia, Yo Superior, Universo, Dios o come le quieras llamar a esa divinidad en ti.

    ¿Y sabes que es lo más maravilloso de todo? Tu propósito en esta vida se comenzará a develar. En mi caso he descubierto que ese propósito es conectar con mujeres como tú, contarles mi historia, enseñarles como logré reconectar con mi verdadera esencia a través del autoconocimiento y como estoy siendo capaz de aprender a amarme a mí misma. Si algo de esto te inspira e impulsa a hacer lo mismo, mi misión se habrá logrado.

    Para finalizar este post quiero decirte o mejor dicho asegurarte, porque lo he experimentado muchas veces, que una vez tomas la decisión de comenzar a cambiar y te mantienes fiel a ti misma, el Universo “conspira a tu favor’ para que lo logres. Inténtalo!

    Recuerda que puedes enviarme un email o un whatsapp utilizando los botones al pie de esta página.

Nos leemos en el próximo post!

LEER SIGUIENTE POST!

Autoconocimiento: TU PROPÓSITO DE VIDA

MUJER, VIAJE DESARROLLO PERSONALMUJER, VIAJE DESARROLLO PERSONAL