Autoconocimiento: TU PROPÓSITO DE VIDA

Descubre la sencilla técnica que me permitió conocer mi propósito o misión de vida. ¡Tú también puedes hacerlo!

AUTOCONOCIMIENTODESARROLLO PERSONAL

10/18/20239 min leer

woman in white vest and black bikini with hand on chest
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Hola!

¿Qué te parece si hablamos de propósito de vida? Si me lo preguntas a mí, te diré que es ¡FUN DA MEN TAL! Ja ja creo que se entendió.

Antes que todo, ¿te puedo pedir algo? Voy a suponer que dijiste que sí. Aquí te va: por favor, mantén la mente abierta.

¿A qué me refiero con mantener la mente abierta? A que si algo, o mucho, de lo que vas leyendo te resulta ‘raro’ o directamente te ‘choca’, igual hagas el esfuerzo de seguir adelante. Te prometo que valdrá la pena, al menos para darte otra perspectiva de algunos asuntos que la mayoría ni siquiera se plantea en toda su vida.

Ok, empecemos!

¿Recuerdas que en uno de los posts donde te hablé de mi vida, te conté que yo viví una vida automatizada hasta bien entrados mis 30 y pico? ¿Y que al final terminé sumida en una profunda crisis de identidad hasta que decidí iniciar un camino de autoconocimiento?

Bueno, si no has leído mi historia de vida, te invito a que lo hagas antes de que leas este articulo para que todo te haga más sentido.

Cuando me refiero a vida automatizada quiero decir eso precisamente. Mi vida se trató siempre de fases y pasos preestablecidos que yo iba siguiendo como quien sigue al detalle un checklist y va poniendo las ‘palomitas’ cada vez que acaba una tarea. Para que lo tengas bien visual, ¡exactamente como cuando haces la lista del super y luego vas tachando los productos a medida que los vas metiendo al carrito!

Y cuidado, no digo que esto no tenga su lado positivo. De hecho, a mí me sirvió para ser un integrante apreciado de mi familia y un miembro útil de mi sociedad. Y te voy a contar algo que no he dicho aun, para que aprecies con mayor dimensión con qué grado de profundidad pueden afectarnos los ‘mandatos familiares’ respecto a lo que es bueno y aceptable para el clan. Yo no hice ningún cambio externo -aunque el proceso interno ya había iniciado mucho antes-, hasta que falleció el ultimo de mis antecesores con fuerte influencia sobre mí. Para decírtelo más claro, el grado de fidelidad hacia mi familia era tan fuerte que no pude tomar la decisión de divorciarme, dejar mi profesión ni mudarme de país, hasta tanto mi madre y mis abuelos murieron. ¡Para ese entonces yo ya tenía 35 años bien cumpliditos!

Claro está que esto no es la regla para todas, este es mi caso en particular. Lo que te quiero demostrar es que muchas veces hacemos cosas porque inconscientemente sentimos que es lo que ‘debemos hacer’, que no existen alternativas. O lo que es aún peor, ni siquiera se nos ocurre pensar que las cosas puedan hacerse de otra manera.

Tampoco quiero decir que vivir una vida como la que yo viví hasta casi los 40 años (a la que llamo ‘mi primer vida’) este mal. Muy por el contrario, puede ser la vida perfecta para muchísimas mujeres. Para miles de millones de hecho.

A lo que me refiero es que todo es válido, siempre y cuando sea LO QUE TU ALMA REALMENTE DESEA. ¡No vivas una vida de fotocopia! Y créeme que no estoy utilizando el cliché a aquí. Si desoyes tu voz interior, tu instinto y tu corazón, tarde o temprano te arrepentirás.

  • SIGUE TU INSTINTO:

Ahora me dirás: Suena bien, pero ¿y yo cómo sé que no estoy, o sí estoy haciendo lo que mi alma desea?

¡Buena pregunta!

La clave irrefutable es cómo te sientes con lo que haces y con los resultados que obtienes. Como te decía en otro post, tu corazón no se equivoca, tu cerebro sí (¡incluso tus tripas suelen estar más acertadas que tu cerebro!).

El otro gran secreto, no tan secreto espero, es TOMAR CONSCIENCIA. Cuando te haces consciente de que eres la cocreadora de tu realidad (junto con la divinidad), entonces tomas las riendas de tu vida y dejas de sentirte a merced de las circunstancias. Es este momento clave en el cual se te abre un abanico de posibilidades ante tus ojos.

Y entiéndeme, no digo que sea fácil o que suceda de un día para el otro. Ya te conté que yo misma tuve que esperar hasta la desaparición física de mi último predecesor para romper el lazo invisible de lealtad hacia ellos, y recién entonces permitirme realizar cambios profundos en mi vida.

Sin llegar a este extremo, tú puedes iniciar tu camino de autoconocimiento y toma de consciencia, simplemente tomándote un tiempo diario para detenerte y reflexionar sobre tu vida. Este simple habito dará un cambio rotundo y positivo a tu realidad en poco tiempo.

  • “MI TIEMPO CONMIGO MISMA”

  • Si quieres probar lo que hice yo y que me funcionó, entonces haz lo siguiente: Elige un momento del día en el que puedas disponer de 5 minutos para ti. Sí, solo 5 minutos. Con el tiempo podrás ir aumentando el lapso si lo deseas; y te aseguro que lo desearás.

  • En esos minutos, a los que llamaremos ‘mi tiempo conmigo misma’ siéntate cómodamente con la espalda apoyada. No tiene que ser en la ‘posición del loto’ ni nada de eso, simplemente ponte relajada pero no te acuestes para no dormirte, ¡no se trata de una siesta!

  • El lugar puede ser un espacio cerrado o al aire libre, pero procura que sea silencioso y donde no te interrumpan. A mí en particular me encanta una playita en un lago del pueblo donde vivo. Allí se respira mucha paz y puedo escuchar el sonido del agua escurriéndose entre las rocas. ¡Ah, sumamente tranquilizante!

  • En ese tiempo procura estar ‘presente’. ¿Y qué es estar presente? Simplemente cierra los ojos e intenta conectar con el instante en el que vives, toma consciencia de tu cuerpo, concéntrate en los estímulos sensoriales que recibes: ¿qué hueles en el aire?, ¿sientes brisa fresca o el sol entibiando tu piel? ¿Escuchas agua correr, pájaros cantar, o simplemente un profundo silencio?

  • Ahora coloca una o ambas palmas de tus manos sobre tu corazón, y respira lo más profundo y lentamente posible sin forzarte ni sentirlo antinatural. ¿Sientes las pulsaciones de tu corazón? En este momento trae a tu mente una imagen o pensamiento sencillo (no lo complejices) de una persona o situación que te provoque alegría.

    Pueden ser tus hijos, tu mascota, un viaje que hiciste o que planeas hacer, lo que sea. Cuando tengas la imagen o idea en mente, esboza una sonrisa si aún no te ha nacido espontáneamente. Aprovecha el instante para expresar agradecimiento por esa bendición en tu vida. Luego agradece estar viva y ser capaz de percibir con tus sentidos como acabas de hacerlo. Agradece por todo lo que se te venga a la mente y al final di “GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS”. ¡Y ya está!

¡Puedo asegurarte, más bien puedo jurarte que esta sencillísima práctica obra milagros! Y para que te quedes tranquila si eres de las más racionales, lo que estamos haciendo aquí no es puro misticismo. Ahora te lo demuestro.

Has escuchado hablar del HeartMath Institute? Posiblemente no y no te preocupes, yo también lo descubrí hace poco.

Este instituto con base en California, Estados Unidos se dedica desde 1991 a “investigar y desarrollar herramientas confiables y con base científica que unen la conexión entre el corazón y la mente y profundizan la conexión de las personas con los corazones de los demás” (esto lo copié de su página web que te invito a que visites).

Es decir que estudios y pruebas científicas llevadas a cabo por este instituto desde hace décadas, demuestra que existe una conexión mente-corazón y que a través de ciertas técnicas podemos potenciar esa conexión para vivir vidas más plenas y felices. ¿Y sabes qué? ¡Este breve ejercicio que te enseñé antes es una de esas técnicas!

¡Sí, así es! El hecho de detenerte a vivir el momento presente, concentrarte en tu corazón a través del leve estimulo sensorial del toque de la mano sobre el pecho mientras bajas el ritmo respiratorio y te enfocas en el agradecimiento, automáticamente genera una frecuencia electromagnética desde tu corazón con una onda expansiva de varios metros que genera coherencia y alineación entre corazón, mente, sistemas físicos y emociones.

¿No te parece increíble lo que te acabo de compartir? Te juro que a mí me voló la cabeza saber que con tan poco esfuerzo se podía alcanzar tanto bienestar. Y te aseguro que cundo lo comencé a practicar pude comprobar que los beneficios eran absolutamente tangibles. Luego de “mi tiempo conmigo misma” no solo me sentía más contenta y serena por el resto de la jornada, sino que, además, tenía mayor tolerancia –resiliencia- para lidiar con los inconvenientes que antes me frustraban en demasía.

Ok, y ahora te preguntarás (si no te lo estas preguntando entonces aquí te pongo el ‘bichito de la duda’), pero ¿cómo todo esto me puede ayudar a encontrar mi propósito? ¡Aja! Aquí te voy a develar uno de mis mayores aprendizajes.

Bueno, primero déjame decirte qué es el propósito de vida por si tienes dudas. El propósito o misión de vida es el ‘para que’ hemos venido a este mundo. Es ese objetivo u objetivos que resuenan con nuestra alma, aquellos que nuestra intuición nos impulsa a llevar a cabo. Tal vez ya hayas escuchado o leído que para ‘descubrirlos’ tienes que remontarte a tu infancia, extraer de allí las cosas que te gustaba hacer entonces, o que tienes que enfocarte en las cosas que se te dan con facilidad. Y todo eso es cierto, incluso hay muchos buenos ejercicios que puedes hacer para traer a tu consciencia esas habilidades o pasiones. ¡Yo los hice todos!

Sin embargo, como yo quiero trasmitirte solo lo que a mí personalmente más me sirvió -y que suele ser lo más básico y sencillo-, te cuento que la forma en la que yo descubrí mi misión de vida fue preguntándoselo a mi corazón.

Whatttt?! Espera, antes que te asustes te lo explico.

Es cierto que yo comencé haciendo exactamente la práctica que te enseñé antes. Que es una adaptación mía entre la meditación del corazón del HeartMath Institute empalmada con Mindfulness que ya venía practicando desde antes.

Pero, y aquí viene lo poderoso así que atenta, al poco tiempo de estarla practicando así –digamos en la versión básica-, intuitivamente sentí el impulso de incorporarle otro elemento.

Ese elemento era HACER PREGUNTAS AL CORAZÓN. ¡Así es! Cuando me encontraba en ese momento de absoluta coherencia y paz interna, luego de hacer los agradecimientos, un día sentí la necesidad de plantear cuestiones que para mí razón eran imposible de descifrar.

Recuerdo haber preguntado exactamente: “CUÁL ES MI PROPÓSITO EN ESTA VIDA?” Y la respuesta no se hizo esperar: “CONECTAR CON LAS MUEJRES QUE NECESITAN ESCUCHAR TU HISTORIA”. Se ‘escuchó’ como una voz interna.

Wow! ¿Ahora entiendes por qué dije que esto me voló la cabeza?

¿Y sabes otra cosa? Esa voz interior que te responde eres tú misma, es tu Yo Superior –Universo, Dios o como le quieras llamar-. Es esa divinidad dentro de ti que es sabia y que solo espera a que conectes con ella para guiarte. Y por favor no te horrorices al leer esto si te han enseñado que Dios es un ser externo a ti. Créeme que mi intención no es blasfemar, sino todo lo contrario. Mi deseo es que puedas percibir, a través de mis enseñanzas cómo es posible reconectar con esa parte divina y esencial de la que muchas renegamos en algún punto de nuestras vidas, yo incluida.

Ok, hasta aquí llega este post porque siento que puedes tener que reflexionar un poco y ojalá, también poner en práctica la poderosa y sencilla técnica que te enseñé.

Mira, para hacértelo aún más fácil, ¡aquí te van los pasos para que no tengas ni una sola excusa y empieces hoy mismo!

  • RESUMEN: TÉCNICA DE RECONEXIÓN MENTE-CORAZÓN

  1. Elige un momento del día en el que puedas disponer de 5 minutos para ti (para comenzar 5 minutos bastan)

  1. Siéntate cómodamente con la espalda apoyada (no te acuestes). Puede ser en tu casa o en la naturaleza (personalmente prefiero la naturaleza).

  1. Cierra los ojos. Conecta con el instante presente tomando consciencia de tu cuerpo y concéntrate en los estímulos sensoriales que recibes: tacto, oído, olfato.

  1. Coloca una o ambas palmas de tus manos sobre tu corazón, y respira lo más profundo y lentamente posible sin forzarte ni sentirlo antinatural.

  1. Trae a tu mente una imagen o pensamiento sencillo de una persona o situación que te provoque alegría, mientras esbozas una sonrisa.

  1. Agradece por todo lo bueno en tu vida que se te venga a la mente y al final di “GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS”.

  • BONUS: Para cuando estés lista y tu intuición te impulse a hacerlo:

HAZ PREGUNTAS A TU CORAZÓN. Puede ser la que le hice yo: “Cuál es mi propósito en esta vida”, o las que a ti se te ocurran. ¡No hay límite!

¡Ah! Y una cosa más. Permanece abierta y receptiva a las respuestas que lleguen. No le des muchas vueltas ni te lo pongas a pensar, si lo haces le estarás abriendo la puerta para que el cerebro pueda ‘opinar’ y no quieres eso. Recuerda que hasta ahora la ‘razón intelectual’ (del cerebro) no te ha dado respuestas que sintonices con tu esencia. Así que permítele a tu corazón tomar las riendas y verás una inmensa diferencia. ¡Te lo aseguro!

¿Te puedo pedir algo? Si este post te ha gustado y tienes comentarios, o preguntas –no importa que pienses que son tontas o sin importancia- te aliento a que me envíes un email usando el botón que te dejo debajo. Me encantará saber de ti y responderte.

¡Nos leemos en el siguiente post!

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